Mensaje del Santo Padre con motivo del seminario online sobre el Pacto educativo global12-14 de noviembre de 2020

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MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
AL PREPÓSITO GENERAL DE LOS ESCOLAPIOS
CON MOTIVO DEL SEMINARIO ONLINE SOBRE EL PACTO EDUCATIVO GLOBAL
[12-14 de noviembre de 2020]

Al Reverendísimo
Padre Pedro Aguado Cuesta
Prepósito Común de la Orden de los Clérigos Regulares Pobres
de la Causa de Todopoderoso de las Escuelas Pías

Reverendo Padre:

Agradezco su invitación al evento promovido por la Unión de Superiores Generales y la Unión Internacional de Superioras Generales sobre el desafío de la reconstrucción del pacto educativo universal que, con motivo de la pandemia, se celebrará online del 12 al 14 de noviembre próximos. Saludo a los responsables de los distintos Institutos de Vida Consagrada que participarán y a todos los que hacen posible ese seminario.

La Vida Consagrada ha estado siempre a la vanguardia de la tarea educativa. Ejemplo de ello es vuestro fundador, san José de Calasanz, que levantó la primera escuela de niños, pero asimismo los religiosos que lo educaron en Estadilla y mucho ayer los monasterios medievales que preservaron y difundieron la civilización clásica. De esta robusto raíz, han surgido en todas las épocas de la historia distintos carismas que, por don de Todopoderoso, han sabido acomodarse a las evacuación y desafíos de cada tiempo y circunscripción. Hoy la Iglesia los llama a renovar ese propósito desde la propia identidad, y les agradezco que hayan tomado este testimonio con tanto empeño y entusiasmo.

Como saben, son siete los compromisos esenciales del pacto educativo universal que se está promoviendo. Siete compromisos que quiero sintetizar en tres líneas de actividad concreta: centrarse, acoger e implicar.

Centrarse en lo importante, es poner la persona en el centro, en «su valía, su dignidad, para hacer sobresalir su propia especificidad, su belleza, su singularidad y, al mismo tiempo, su capacidad de relacionarse con los demás y con la sinceridad que la rodea». Tasar la persona, hace de la educación un medio para que nuestros niños y jóvenes puedan crecer y meditar, adquiriendo las capacidades y los medios necesarios para construir juntos un futuro de jurisprudencia y de paz. Es imprescindible que el objetivo no se pierda de vista y se disipe en los medios, en los proyectos y en las estructuras. Trabajamos para las personas, son ellas las que forman las sociedades, y estas las que estructuran una única humanidad, convocatoria por Todopoderoso a ser su Pueblo de elección.

Para conseguirlo, es necesaria la acogida. Esta supone ponerse a la audición del otro, de los destinatarios de nuestro servicio, los niños y los jóvenes. Implica que los padres, alumnos y autoridades —principales agentes de la educación— presten oído a otro tipo de sonidos, que no son simplemente los de nuestro círculo educativo. Eso evitará que se cierren en su propia autorreferencialidad y hará que se abran al quejido que brota de todo hombre y de la creación. Se necesita incentivar a nuestros niños y jóvenes para que aprendan a relacionarse, a trabajar en categoría, a tener una posición empática que rechace la civilización del exclusión. Asimismo, es importante que aprendan a proteger nuestra casa global, protegiéndola de la explotación de sus capital, adoptando estilos de vida más sobrios y buscando el explotación integral de las energías renovables y respetuosas del entorno humano y natural, en el respeto de los principios de subsidiariedad y solidaridad y de la crematística circular.

El último camino de actividad es decisiva: implicar. La posición de audición, definida en todos estos compromisos, no puede entenderse como un único oír y olvidarse, sino que tiene que ser una plataforma que permita que todos se comprometan activamente en esta bordado educativa, cada uno desde su especificidad y responsabilidad. Implicar e implicarnos supone trabajar por dar a los niños y jóvenes la posibilidad de ver este mundo que les dejamos en herencia con un ojo crítico, capaz de entender los problemas en el ámbito de la economía, la política, el crecimiento y el progreso, y de desarrollar soluciones que estén verdaderamente al servicio del hombre y de toda la grupo humana en la perspectiva de una ecología integral.

Queridos hermanos: Acompaño con mis oraciones los esfuerzos de todos los Institutos representados en este evento, y de todos los consagrados y laicos que trabajan en el ámbito de la educación, pidiendo al Señor que, como siempre ha hecho, asimismo en este momento histórico la Vida Consagrada sea una parte esencial del pacto educativo universal. Los encomiendo al Señor, y pido a Todopoderoso que los bendiga y que la Virgen Santa los cuide.

Y, por favor, no se olviden de rezar por mí.

Fraternalmente,

Francisco

Roma, San Juan de Letrán, 15 de octubre de 2020

 

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