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San Luis Gonzaga nació en Castiglione el 9 de marzo de 1568. Su Padre, Don Ferrante fue marqués de Castiglione, y posteriormente príncipe del Sacro Imperio Romano.

Su madre, doña Marta, era hija de los Barones de Santena de Chieri (cerca de Turín). Por ser el primogénito, Luis era el heredero del marquesado, Ciudad del Vaticano.

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Niñez y adolescencia

 

La infancia de Luis estuvo signada por su pertenencia a la nobleza. La niñez de Luis fue la propia de todo niño noble de la época feudal.

 

Sus padres tenían grandes expectativas depositadas sobre él y tuvo a su disposición gran cantidad de servidores, una excelente educación y estuvo en contacto con los nobles y poderosos de su sociedad.

 

De niño, en parte debido a su educación y en parte a las visitas a los campamentos militares que frecuentaba con su padre, Luis demostraba un gusto particular por los juegos de guerra.

 

Sin embargo, con el paso del tiempo, los intereses del hijo mayor de don Ferrante fueron cambiando, apareciendo cada vez más tranquilo, reflexivo y piadoso a los ojos de su padre a medida que iba creciendo.

 

Despierta su vida espiritual

 

El primer contacto del joven Luis con la Compañía de Jesús fue a los 9 años, cuando deseaba tener un confesor estable y, elige al Rector del Colegio de los jesuitas, el P. Francisco de la Torre.

 

A los 11 años Luis hace los votos de perpetua virginidad, y a los 12 recibe la primera Comunión. Ya en ese tiempo se iba formando en él la decisión de optar por la vida religiosa.

 

Debido a los avatares propios de ser parte de la nobleza, Luis es llevado de una corte a otra de acuerdo a los ascensos sociales que su padre iba haciendo.

 

A la edad de 14 años, fue nombrado, junto con su hermano Rodolfo, paje de don Diego, Príncipe de Asturias. Esto fue considerado por Don Ferrante como un honor enorme.

 

Sin embargo, Luis rechazaba esta vida de lujo y opulencia. A medida que crecía, se volvía más firme en su rebeldía acerca de la formación que él mismo recibía y los valores de ese mundo de honores y dignidades en el que había nacido.

 

El jesuita Fernando Paternó empezó a ser su director espiritual. Luis comienza a vivir, dentro de la corte, una vida austera y modesta. Estas actitudes de parte del joven generan reacciones diversas.

 

Discernimiento Espiritual

 

Poco a poco, Luis, fue llegando a la decisión que le parecía lógica: renunciaría a todo y se haría religioso. El discernimiento termina el 15 de agosto de 1583 día en que se sintió llamado por Nuestra Señora del Buen Consejo a entrar en la Compañía de su Hijo.

 

Sin embargo, el llevar a cabo esta decisión no sería fácil para el joven Luis. Si bien su madre aceptó con docilidad la vocación de su hijo, su padre se opuso terminantemente, dado que tenía depositadas en Luis expectativas diferentes, que se acercaban más a la vida de gloria, grandeza y dignidades que deseaba para sí mismo.

 

Por esto, Don Ferrante recurrió a las más diversas autoridades políticas, eclesiales y familiares, en busca de que convencieron a Luis de cambiar la elección que había hecho para su vida.

 

La decisión del joven era, empero, irrevocable.

 

Finalmente, en 1585, Luis presenta su renuncia al marquesado y el 25 de noviembre de ese mismo año ingresa al Noviciado de San Andrés del Quirinal.

 

Tras una feliz experiencia de noviciado, y un examen de Filosofía exitoso, el 25 de noviembre de 1587, Luis hizo los votos perpetuos de pobreza, castidad y obediencia. Luego, Luis comenzó los estudios en Teología en el entonces Colegio Romano, cuna de la Universidad Gregoriana, donde resulta ser un alumno sobresaliente.

 

Servicio a la vida. Lucha contra la peste

 

Al comenzar el año 1591, en Roma se desata la peste. Las grandes muchedumbres habían abandonado los campos.

 

Por las malas cosechas y el hambre, llegaban a la ciudad. Muy pronto los hospitales estuvieron llenos. La ciudad no estaba preparada para esta demanda. Demasiada pobreza y falta de higiene.

 

Los jesuitas colaboraron con las autoridades en la atención a los enfermos. En el contacto con ellos Luis, al igual que otros de sus compañeros, contrae la enfermedad que lo sostuvo durante tres meses en una lenta agonía.

 

En 1560-1593 la peste hizo estragos en Roma, causando miles de muertes entre ellas la de los papas Sixto V, Urbano VII y Gregorio XIV.

 

Luis atendió con heroísmo a los enfermos en S. Giacomo degli Incurabili, en San Juan de Letrán, en S. María de la Consolación, y en el hospital improvisado junto a la iglesia del Gesú, donde contrajo la enfermedad.

 

Con la mirada puesta en el crucifijo y el nombre de Jesús en sus labios, falleció el 21 de junio de 1591, a los 23 años, tras una vida rica en experiencias.

 

Fue canonizado en 1726 con San Estanislao de Kostka. La Iglesia lo declaró Patrono de la Juventud.

 

Oración:

 

“En el nombre del padre del hijo y del espíritu santo amén dios todopoderoso que infunde este en san luís gonzaga un espíritu de servicio y entrega al prójimo por ti te pido por su intercesión que me concedas fortaleza para no desfallecer y paciencia para no desesperar en este momento de desconsuelo ayúdame te lo suplico a obtener pronto remedio en esta dificultad en este grave problema que me causa sufrimiento también te pido con toda fe la esperanza que puede imitar el espíritu de sacrificio de san luís gonzaga así como el deseo de vivir con pureza interior cada día de mi existencia te lo pedimos a ti que siendo dios vives y reinas por los siglos de los siglos amén padre nuestro que estás en el cielo santificado sea tu nombre venga a nosotros tu reino hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo danos hoy nuestro pan de cada día perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal amén padre nuestro que estás en el cielo santificado sea tu nombre venga a nosotros tu reino hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo danos hoy nuestro pan de cada día perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal amén padre nuestro que estás en el cielo santificado sea tu nombre venga a nosotros tu reino hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo danos hoy nuestro pan de cada día perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal amén dios te salve maría llena eres de gracia el señor es contigo bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre jesús santa maría madre de dios ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte amén dios te salve maría llena eres de gracia el señor es contigo bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre jesús santa maría madre de dios ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte amén dios te salve maría llena eres de gracia el señor es contigo bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre jesús santa maría madre de dios ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte amén gloria al padre al hijo y al espíritu santo como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos amén gloria al padre al hijo y al espíritu santo como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos amén gloria al padre al hijo y al espíritu santo como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos amén en el nombre del padre del hijo y del espíritu santo amén”.