El Maestro Bruno, alemán de nacimiento, de la célebre ciudad de Colonia, hijo de padres ilustres. Formado tanto en las letras seculares como en las eclesiásticas.
Canónigo de la Iglesia de Reims, no inferior a ninguna de entre las francesas; y maestrescuela. Abandonó el mundo y fundó el yermo de la Cartuja que presidió por seis años.
Solicitado por el papa Urbano II, antiguo discípulo suyo, se trasladó a la curia romana para ayudar al mismo Papa con sus alientos y consejos, en los negocios eclesiásticos.
Pero no pudiendo llevar la agitada vida de la curia, inflamado en amor de la soledad y quietud abandonadas, dejó la curia y renunció también al arzobispado de la Iglesia de Reggio, para la cual había sido elegido por voluntad del mismo Papa.
Se retiró al yermo de Calabria llamado la Torre, donde, con algunos laicos y clérigos vivió en soledad el resto de sus días. Allí murió y recibió sepultura, después de unos once años de su salida de Chartreuse. (Crónica Magíster; S.XII)
El párrafo anterior, extraído de la Crónica Magíster o Crónica de los cinco primeros priores de la Cartuja,viene a ser un resumen de la vida del Santo. Vamos ahora a recorrer con más detalle estos hechos, y veremos en ellos la mano de Dios.
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Primeros años de San Bruno y llamamiento a Sèche-Fontaine
¿En qué fecha nació? Lo ignoramos; pero apoyándonos en un dato cierto, la fecha de su muerte (6 de octubre de 1101), y en los acontecimientos de su vida, podemos conjeturar sin gran peligro de error, que Bruno nació entre 1024 y 1031. Nosotros hemos optado por cifrar la fecha en 1030.
En Colonia (Alemania) vivió sus primeros años, pero no conservamos ningún documento de este período. Cuando era niño, Colonia vivía todavía de ese resurgimiento religioso que había impulsado su arzobispo Bruno I.
En aquella época, sólo los monasterios y las iglesias tenían escuelas donde se iniciaba a los niños en las letras humanas; en una de estas escuelas suponemos que habría realizado Bruno los primeros estudios.
Un hecho, en cambio, parece innegable: desde sus primeros años reveló nuestro Santo unas dotes intelectuales poco comunes, por lo que fue enviado a continuar sus estudios a la escuela catedralicia de Reims (Francia).
Reims dejará realmente su huella en él, hasta el punto de que, olvidando su origen alemán, se le llamará más tarde Bruno «El francés«.
No se sabe con certeza en qué se ocupó Bruno desde el fin de sus estudios personales hasta su nombramiento para maestrescuela de Reims, pero, puesto que esta ciudad era entonces uno de los focos intelectuales más célebres de Europa, y había que mantener su elevada reputación mediante una esmerada selección del profesorado, Bruno debió haber demostrado su competencia en los cargos secundarios que se le confiaron previamente, para que, a pesar de su edad (sólo contaba 26 o 28 años) le colocaran en el puesto más destacado de sus escuelas.
La elección era un gran honor y fue aceptada con gran humildad y espíritu de servicio por el nuevo maestrescuela.
El hecho de que se le designase tan joven para ocupar un puesto tan delicado significaba que, Heimann, su predecesor en el cargo, había descubierto en él, no sólo excepcionales dotes para la enseñanza, sino también cualidades de trato e, incluso, de gobierno.
Durante unos veinte años fue un brillante director de la enseñanza en Reims. Al claustro de la catedral afluyeron multitud de discípulos. Algunos de ellos alcanzarían las más altas dignidades de la Iglesia, como Eudes de Chatillon que fue elegido papa con el nombre de Urbano II.
Es de destacar también que, en la época de su docencia en Reims, Bruno sobresalía a los ojos de sus discípulos en el conocimiento de los textos sagrados, sobre todo del Salterio, y suponemos que, tanto en Chartreuse como en Calabria, se gozó de tener compañeros «sabios«, orientando a sus ermitaños hacia el estudio de la Biblia.
Además de maestrescuela de la catedral de Reims, ocupó así mismo el cargo de canónigo en la misma.
Oración:
“Oh Bienaventurado San Bruno, muy amado del señor, hombre de sentir puro y profundo, compasivo piadoso y bueno con todos colmado de fe y de amor a cristo, ya los hombres que amaste la austeridad, la soledad y el silencio, pasaste tu vida en penitencia y oración y fuiste consejero espiritual para pobres y ricos. Tú, que conoces lo que es sufrir por falsas acusaciones malicia, venganzas, humillaciones y difamaciones, escucha mis plegarias y llévalas ante Dios.
San Bruno, santo fundador de la orden de los cartujos donde fuiste padre, amigo y confesor de los monjes, y con tus sabias indicaciones, y tu buen obrar, ayudaste al que sufría de alma y cuerpo. Te ruego a libia, es todo lo que me causa temor y desasosiego e intercede por mi salud, de alma, cuerpo y mente, San Bruno, alma de Dios elegida de nobles sentimientos, paciente y entregado, que diste sobradas, pruebas de santidad y virtud, y eres invocado para que nos des protección y defensa cuando nos sentimos indefensos y desamparados.
Acude hoy hasta mí con tu mirada sobre mí, aleja todo enemigo, todo lo que me cause malestar y ayúdame a recuperar mi estabilidad emocional para que en mi vida haya calma y serenidad de tierra, para siempre de mí y de mi alrededor, todo espíritu del mal, toda mala persona, toda malicia codicia y maldad. Protege a mi familia, trabajo, negocio y hogar para que no suframos ataques del enemigo y aleja a la gente perversa y falsa de nosotros, que tu protección sea nuestra defensa contra toda magia ya sea adquirida o enviada contra todas a la acción, conjuro maldición o brujería que tu amparo sea nuestra seguridad para que no ser dañados por envidias, ni malos ojos, que tu fortaleza sea nuestro escudo para no ser afectados por las malas lenguas, los chismes, las intrigas y las difamaciones, y para que las envidias, los rencores, y odios no puedan llegar hasta nosotros y en especial, San Bruno, te pido ayuda para los siguientes, a continuación exponer el problema y el favor que se quiere conseguir con mucha fe.
Tú, que siempre fuiste amable y tuviste una sonrisa para dar alegría a los demás, tú, que fuiste justo y supiste perdonar, haz que sepamos perdonar a los que nos incomodan, danos la fuerza y la constancia necesarias para combatir el mal con el bien y enséñanos a ser humildes y benévolos para saber disculpar a los que nos hieren y mortifican con sus injusticias perversidades, y agravios por tu gran corazón y por los milagros obrados.
Atiende mi pedido y haz que se cumpla lo que solicito, aleja de nosotros todo mal y adversidad y defiende nos con tu protección de nuestros enemigos, te lo pedimos por los méritos de Jesucristo, nuestro señor y nuestro amigo, y hermano, a quien sea dada la alabanza la adoración, la gloria y la acción de gracias, por todos los tiempos, amén, amén”.
“A continuación rezaremos el credo tres padrenuestros, tres avemarías y tres glorias en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, creo en Jesucristo, su único hijo, nuestro señor que fue concebido por obra y gracia del espíritu santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de poncio pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió de los infiernos, al tercer día resucitó, de entre los muertos subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos, creo en el espíritu santo la Santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna amén”.
“Padre nuestro, que estás en el cielo santificado, sea tu nombre, venga a nosotros, tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal, amén.
Padre nuestro, que estás en el cielo santificado, sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal amén”.
“Padre nuestro, que estás en el cielo santificado, sea tu nombre, venga a nosotros, tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal, amén”.
“Dios te salve, María llena, eres de gracia, el señor está contigo, bendita. Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte, amén”.
“Dios te salve, María llena, eres de gracia, el señor está contigo, bendita. Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte, amén”.
“Dios te salve, María llena, eres de gracia, el señor está contigo, bendita. Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte, amén.
Gloria al padre, al hijo y al espíritu santo, como era en el principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos, amén. Gloria al padre, al hijo y al espíritu santo, como era en el principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos, amén”.